Cuando emprendemos tenemos la errónea idea de que si solo trabajamos mucho y arduamente, podremos lograr todos nuestros objetivos de negocio.
Sin embargo, agotados y casi decepcionados, nos damos cuenta de que no se han logrado los resultados deseados, o si cumplimos con algún objetivo, la satisfacción de ese logro dura poco. Entonces, ¿qué debería hacer para que mi empresa funcione como yo quiero?, ¿es este realmente el camino que debo tomar?
Pues, para todo problema siempre hay una solución y en este caso, la respuesta será plantear las bases de nuestro negocio bajo el plan de una buena estrategia, porque esta se ejecutará a través de un análisis previo de nuestra marca y de cómo actué con su entorno en los diferentes medios.
Pero, ¿Cómo empiezo?
Olvidemos primero que una estrategia es complicada. La estrategia no es más que es un conjunto de decisiones orientadas al cumplimiento de nuestros objetivos: si deseo generar clientes, afrontar una crisis, dar a conocer productos o servicios, etc; una estrategia será la ruta del camino que debamos seguir y deberá girar en torno a nuestra identidad y concepto de marca. Sepamos qué puntos son los más relevantes para poder encontrar este camino.
Debemos conocer que las estrategias, al igual que el mercado, son cambiantes y dependientes de un mundo donde la moda es efímera. Entonces, ¿Cómo armo una estrategia adecuada para mi marca?
Antes que nada, conozcámonos.
Entendamos ¿Quiénes somos?, ¿Qué ofrecemos?, ¿Qué nos diferencia del resto? Recuerda, sin conocernos no podremos hablarle de la manera más adecuada a quien queramos. Ok, ¿Y ahora?
Una vez que hayamos definido nuestra identidad, conozcamos a quien vamos a enamorar, y es que de eso se trata, de enamorar a nuestro público, de saber ¿qué les gusta?, ¿qué suelen hacer?, ¿para qué me necesitan y que más podrían necesitar? Ellos se sentirán identificados con la marca que más se empeñe en conocerlos, quien más se preocupe por ellos y sus necesidades.
Ya sabemos quienes somos y a quien queremos enamorar, ahora observemos ¿Quién va por el mismo camino que nosotros? Aquí viene la pregunta usual, ¿quién es nuestra competencia y qué está ofreciendo? Así que lo mejor es analizar qué NO le está dando mi competencia para poder dárselo yo.
Vivimos en un entorno saturado de marcas donde los clientes desean una experiencia más que una compra, un valor más que un producto y que los conozcan antes de que les vendan.
Si hay algo que jamás debemos olvidar es que toda estrategia parte de una investigación profunda, interna o externa, esta deberá ser siempre nuestra línea de partida para poder llegar hacia aquella línea de meta traspasada por pocos, el éxito.